Asimismo, instalarlo en la zona adecuada también es un punto a favor para reducir ese consumo. Es preferible instalar el aire acondicionado en una zona con sombra y que disponga de una buena circulación del aire, así como estar lejos de otros dispositivos que desprendan calor. Aunque, por supuesto, el mejor truco es hacer un uso eficiente del aire. En lugar de encenderlo todo el día, aprovecha las horas más frescas (como las mañanas o las noches) para ventilar la casa y dejar que entre la brisa a través de las ventanas. Claro que, cuando empiece a hacer calor, es conveniente cerrarlas para mantener la casa fresca durante el mayor tiempo posible.
Por supuesto, algunos trucos más para reducir el consumo del aire acondicionado y gastar menos en tu factura de la luz son vestir con colores claros y tejidos frescos (¡evita el negro a toda costa!). Además, puedes tomar comidas refrescantes y beber mucha agua y optar por un ventilador cuando el aire acondicionado no sea necesario. Con los ventiladores se consigue una sensación de descenso de la temperatura de entre 3 y 5 ºC. Sobre todo con los ventiladores de techo, que reparten mejor el aire y tienen un consumo de electricidad precisamente mucho más bajo.
No olvides que, además, para tener un aire acondicionado debes tener un certificado energético: documento que informa sobre la eficiencia energética de un inmueble.
Con estos consejos ahora ya sabes que el aire acondicionado no tiene por qué ser un gasto extremadamente alto. Si entiendes su funcionamiento y prestas atención a la temperatura y su mantenimiento, podrás ser más sostenible en tu vida diaria. Reducirás el consumo y, por supuesto, ¡gastarás menos!