Masía catalana: estilo y características

Las masías se conocen por ser un tipo de vivienda familiar generalmente vinculadas a las actividades agroganaderas, típicas del territorio que ocupaba el antiguo reino de Aragón. En otros tiempos era una propiedad autárquica de subsistencia para los habitantes de la zona. Estas viejas construcciones rurales tienen un gran valor patrimonial y cultural debido a sus características. Aparecieron por primera vez entre los siglos X y XI, descendientes de las villas de campo del Imperio Romano, y poco después se hicieron populares en la zona de Cataluña, dando nacimiento a la popular masía catalana.

Algunos pensarán que con el paso del tiempo su fama iría decayendo, pero ha resultado lo contrario. La masía catalana está catalogada como un icono indiscutible de España. Su arquitectura rocosa le confiere una personalidad vibrante que atrae la mirada de turistas y lugareños. A partir de la Edad Media, los derechos de explotación pasaron de generación en generación, aunque actualmente muchas de estas construcciones se reinventaron para dar paso a masías con aires más modernos.

Principales características de la masía catalana

Como muchas otras zonas rurales de Europa, el campo catalán se caracteriza por su tradicionalismo reflejado en casas payesas y caseríos, arquitecturas típicas que realzan su belleza. La masía catalana es más que un estilo arquitectónico histórico de España, es un compuesto cultural que ha reflejado una forma de vida durante cientos de años y ha influido en arquitecturas posteriores.

A pesar de que el estilo y la estructura de las masías varían, existen dos tipos principales: aquellas con un único edificio, con espacio para animales y diversas actividades agrícolas, y las que tienen un edificio principal con varias dependencias y tejados a dos aguas, incluyendo incluso capillas privadas.

Las típicas masías catalanas están divididas en dos y tres plantas. La distribución de los espacios interiores es uno de los aspectos más cuidados de estas edificaciones. En la planta baja solía estar la cocina y dependencias para albergar a los animales. Por su parte, en la primera planta o planta principal era donde residía la familia: dormitorios, salón, comedor y sala de estar.

En el caso de haber una tercera planta, esta solía usarse como ático para almacenar productos agrícolas y secar la cosecha. Este tipo de espacios también podían construirse como un anexo para conformar patios.

Ahora bien, en cuanto a los materiales de decoración de masías catalanas utilizados en su construcción, estuvieron determinados por las zonas en las que se ubicaba cada una. Es decir, en regiones de alta montaña, en zonas de media montaña o en las llanuras. De esta manera, en las zonas montañosas se utilizaba la piedra para los muros y la pizarra para los tejados, mientras que el adobe era el material de elección en los lugares donde la piedra era difícil de conseguir.

Así nos damos cuenta de que, al igual que existen diferentes tipos de viviendas, la masía catalana es una construcción con sus propias singularidades. Sin embargo, un hecho que suelen tener todas en común es que la mayoría están orientadas hacia el sur para obtener la máxima exposición a la luz solar. Dado su uso como parte de una explotación agrícola o ganadera, suele ocupar una superficie de entre 20 y 300 hectáreas.

Las masías catalanas y el turismo

Con el paso de los años, la mayoría de las típicas masías han desaparecido. Sin embargo, aún quedan muchas. Si bien la agricultura continúa formando parte fundamental de la economía catalana, en los últimos tiempos estas estructuras se han diversificado. Con ello, convirtiéndose en parte integral del sector turístico de la región, recibiendo cada vez con más frecuencia a personas de Girona y otras zonas de Cataluña. De hecho, cada año ascienden las cifras de visitantes.

Algunos de estos atractivos antiguos han pasado a ser centros turísticos, restaurantes, villas residenciales y casas rurales para el disfrute de las personas. Con esto, la comunidad percibe un significativo ingreso económico que le ha permitido a los habitantes conservar y mantener la región.

Masía catalana modernizada para alquiler vacacional y destino de eventos

Este entorno tranquilo de bosques, viñedos y montañas es un gran atractivo para los visitantes. La reurbanización de las zonas rurales ha revalorizado este tipo de construcciones tradicionales. Y es que resulta casi imposible no sentirse atraído por su maravillosa arquitectura y por la historia que alberga cada una.

Las masías catalanas con encanto están listas para ser visitadas. En esta era moderna, la mayoría se han transformado en lujosas casas de vacaciones que pueden atender a familias tanto pequeñas como numerosas, y pequeños o grandes grupos de amigos. También son populares como lugares para eventos, especialmente bodas. El espacio, combinado con un entorno idílico y una historia romántica, atrae a cientos de parejas de toda Barcelona.

Su ubicación brinda la oportunidad de conocer y disfrutar la campiña catalana. Estos bosques, campos y montañas hacen de las masías catalanas una opción ideal para visitar.